Lo más básico de las úlceras por presión
Historia de las úlceras por presión (UPPs).
Las úlceras por presión no son un problema de salud actual, han estado presentes en el ser humano desde sus más remotos orígenes, cada vez que una persona perdía su capacidad de moverse por sí misma, ya fuera por alguna enfermedad o accidente o por la debilidad que inevitablemente se asociaba al llegar al ocaso de su vida.
Ya en la civilización egipcia, encontramos datos como el de una sacerdotisa que padeció importantes escaras en espalda y glúteos que pudieron ser provocadas por un encamamiento prolongado. En el siglo XVI se comienza a hablar de las características de las úlceras por presión, pero durante muchos años se trataron como un fenómeno inevitable, consecuencia ineludible que debían padecer las personas que quedaban postradas en cama al sufrir ciertas enfermedades o procesos. A finales del siglo XIX, Florence Nightingale, precursora de la enfermería moderna, comienza a hablar de la importancia de unos buenos cuidados a la hora de prevenir este tipo de heridas.
A pesar de sus aportaciones y las de muchos otros hasta llegar a la actualidad, parece ser que no ha llegado a desaparecer esa idea de inevitabilidad ligada a las úlceras por presión y que es por completo incorrecta.
Una úlcera por presión (UPP) se define de forma simple como cualquier lesión provocada por una presión ininterrumpida que provoca lesión del tejido subyacente. Cuando una zona de tejido queda atrapada entre dos planos duros, por lo general uno perteneciente a la persona (zona ósea) y otro a su entorno (colchón, asiento…) pueden producirse ciertos fenómenos que provocarán la aparición de una UPP si no aplicamos las medidas preventivas necesarias.
Las UPP afectan, sobre todo, a personas mayores de 65 años y se han convertido en un importante problema de salud en nuestra sociedad, debido entre otros motivos, a que afecta en la calidad de vida de la persona que las padece y su entorno familiar o al coste sanitario que genera su tratamiento.
El coste del tratamiento de las UPP se estimó en España en 1.687 millones de euros al año, un 5,2% del gasto sanitario total de nuestro país. Datos que debemos tener en cuenta sobre todo si sabemos que prácticamente la totalidad de las UPP son prevenibles.
Factores de riesgo en UPP
Son muchos los factores que intervienen en la aparición de una UPP. El principal, como ya hemos hablado, es la presión continuada sobre una zona del cuerpo, pero existen otros como la exposición prolongada de la piel a la humedad, o la utilización de ciertos jabones o perfumes. Estos se conocen como factores extrínsecos.
Los factores intrínsecos (pertenecientes a la persona) que influyen en la aparición de UPP son:
- La edad: con los años nuestra piel pierde hidratación y elasticidad, sufriendo por lo tanto un mayor riesgo para la pérdida de integridad cutánea.
- Estado nutricional: un aporte nutricional inadecuado afectará a la capacidad de autorregeneración de la piel, así como al sistema inmunológico, lo cual aumenta el riesgo de que aparezcan UPPs.
- Medicación: como los sedantes que pueden favorecer el inmovilismo, u otros medicamentos que afectan a la vascularización periférica o al sistema inmunitario.
- Percepción sensorial: las personas que padecen hemiplejías u otras patologías que afectan a la sensibilidad cutánea no son conscientes de los procesos que pueden iniciar una UPP y aplicar las medidas para prevenirlos (cambios posturales)
- Movilidad: las personas con una movilidad reducida, ya sea de forma temporal o permanente, presentan un riesgo muchos mayor a sufrir una UPP que una persona con movilidad completa.
- Función cognitiva: el deterioro cognitivo impedirá a la persona cubrir sus necesidades básicas de nutrición, higiene y cambios posturales por lo que necesitará ayuda para mantenerlas.
Categorías de UPP
Las UPP se clasifican en cuatro categorías o grados.
- UPP Grado I: Eritema no blanqueante. La piel aparece intacta, con un enrojecimiento que no se blanquea al presionar con el dedo. Suelen aparecer en zonas de prominencias óseas y pueden ser dolorosas y presentar una temperatura diferente a la del resto de la piel.
- UPP Grado II: Úlcera de espesor parcial. Son úlceras abiertas, poco profundas y con un color rojo o rosado, sin signos de infección. También se incluyen en esta categoría las úlceras que presentan ampollas, abiertas o no.
- UPP Grado III: Pérdida total del grosor de la piel. Existe pérdida total de la piel pudiendo dejar a la vista el tejido subcutáneo. Pueden aparecer esfacelos (tejido muerto de color amarillo-verdoso). Será más o menos profunda dependiendo de su localización.
- UPP Grado IV: Pérdida total del espesor de los tejidos. En esta categoría se ven afectados todos los tejidos, el músculo o hueso es visible o directamente palpable. Pueden aparecer esfacelos, necrosis y afectar al músculo o tendones causando problemas más graves.
Formas de prevención de las UPP
Como ya hemos mencionado anteriormente, la prevención juega un papel primordial en el problema de las UPP. Unas adecuadas medidas preventivas pueden eliminar casi por completo el riesgo de aparición de una UPP, de ahí la importancia de conocerlas y aplicarlas correctamente.
Cuidados de la piel: Es importante vigilar el estado de la piel a diario, haciendo hincapié en las zonas más delicadas (prominencias óseas, zonas expuestas a humedad, puntos de apoyo…), manteniendo una higiene adecuada y utilizando jabones neutros. Es recomendable no utilizar colonias u otros productos que contengan alcohol
Cuidados nutricionales: Ya sabemos que una nutrición e hidratación adecuadas juegan un papel fundamental tanto en la prevención como en el tratamiento de las UPP. Cuando la persona no es capaz de cubrir estas necesidades por sí misma, existen suplementos nutricionales especializados que las completarán.
Manejo de la presión: Aquí se incluye la realización de cambios posturales y la utilización de dispositivos reductores de presión, como son los colchones y cojines antiescaras, que no solo mejoran el confort y calidad de vida de las personas que los utilizan, sino que además han demostrado una alta eficacia en la prevención y resolución de las UPP.
Existen unas posiciones y puntos de presión más propensos a producir UPP. Os lo indicamos en la siguiente imagen.
Tratamiento UPP
Las técnicas y productos para el tratamiento de las UPP son muchos y diferentes. Dependerán, entre otros factores, del grado y localización de la úlcera, de si existe infección o no, etc…En el ámbito sanitario se utilizan apósitos específicos que protegen la herida de agresiones e infecciones externas, absorben el exudado, son capaces de adaptarse a cualquier parte del cuerpo, respetan la piel sana alrededor de la herida y son de fácil aplicación y retirada. En ocasiones puede ser necesario un tratamiento quirúrgico, conocido como desbridamiento.
Si bien es cierto que el tratamiento debe llevarse a cabo en un centro asistencial y por personal sanitario, a veces, con una adecuada educación sanitaria, la persona o su cuidador podrán aprender las técnicas de curación de las UPP con estos materiales para realizarlas en su domicilio y disfrutar así de una mayor autonomía y calidad de vida.
Existen, además, terapias complementarias, como la terapia con láser, que facilita la regeneración de los tejidos, además de tener un efecto analgésico y antiinflamatorio.
En conclusión, es mucho más fácil, económico y deseable, prevenir una UPP que tratarla, por lo que el objetivo prioritario siempre será la prevención.
Cristina Ruiz Heras
Enfermera en Residencia de Personas Mayores. Experta en geriatría.