Todos conocen sus limitaciones pero pocos conocen su potencial
El deporte adaptado forma parte de una filosofía rehabilitadora que se extiende a todos, independientemente de las capacidades de la persona. Como todo deporte, enfrenta a las personas consigo mismas, les obliga a marcarse metas, a controlar mejor su vida, a conocerse mejor y a mejorar su autoestima.
El deporte adaptado tiene ya muchos años de existencia pero no ha adquirido el seguimiento que tiene el deporte convencional, masivo y mundial. Si bien los Juegos Paralímpicos que se realizan cada cuatro años gozan de cierta difusión, otras convocatorias se desconocen así como los principios básicos del deporte adaptado. Existe una amplia normativa en el deporte adaptado y aunque goza de menos seguimiento que el deporte televisado, la filosofía es la misma. En este artículo presentamos algunos elementos que tal vez no supieras.
¿Cuando se empieza a practicar deporte adaptado?
El deporte adaptado se gesta bajo el modelo rehabilitador, tras la Segunda Guerra Mundial, cuando muchos soldados volvieron a sus casas con graves lesiones, secuelas y discapacidades y que, a pesar de ello, volvieron como héroes. El doctor Ludwig Guttman descubrió los beneficios de la práctica del deporte en los procesos de rehabilitación física pero también se observó el beneficio en el plano psicológico, socio-afectivo y de inserción social.
En 1948 se celebró, de forma concurrente a los Juegos Olímpicos, la primera convocatoria de juegos organizados exclusivamente para personas con discapacidad, en el hospital de Stoke Mandeville, donde trabajaba L. Guttman. Pero los primeros juegos Paralímpicos se celebraron en Roma en 1960 dando lugar al movimiento actual que agrupa, según datos de 2013, a más de 4500 deportistas paralímpicos.
¿Qué es el deporte adaptado?
Aunque no sea una definición muy perfecta, el deporte adaptado es aquél que practican personas con alguna discapacidad o que está específicamente diseñado para personas con discapacidad. Es decir, o se adapta la modalidad deportiva a través de ajustes o de apoyos (por ejemplo, el baloncesto sobre ruedas) o se diseña una nueva modalidad que sea accesible, por ejemplo, la Boccia o Bocha. La adaptación incluye el reglamento, los materiales y las instalaciones.
Entre los principios que definen el deporte adaptado se encuentra una lista de verificación en la que se debe constatar la seguridad de la adaptación, que sea una actividad apropiada a la edad, combinar el éxito y el desafío, mantener el establecimiento de metas personales o de grupo, minimizar las adaptaciones y asegurar la cohesión del grupo.
El deporte adaptado, está estrechamente relacionado con el llamado deporte inclusivo que sería aquel que permite la práctica de personas con y sin discapacidad pero ajustándose a las capacidades de los participantes. Realmente, el deporte inclusivo es una forma de enfocar y de entender el deporte, como un medio de cohesión social, sensibilización, comprensión y respeto a la diferencia.
Una modalidad, varias clasificaciones
En el deporte adaptado, cada modalidad tiene distintas clasificaciones en función de quienes sean los deportistas. Por ejemplo, en atletismo, se agrupan los corredores ciegos o con deficiencia visual por un lado, por otro atletas con alguna discapacidad intelectual, otro grupo con parálisis cerebral, otro de atletas con afectación en alguna extremidad o carencia de ellas, y otro de aquellos que compiten sentados.
En baloncesto en silla de ruedas, se requiere tener afectados los miembros inferiores y a los jugadores se les asigna una puntuación en función de su condición física y movilidad, del 1 al 4.5, no siendo posible alinear en la cancha más de 14 puntos entre los cinco jugadores.
La boccia, una especie de petanca, se clasifica entre jugadores que pueden lanzar la bola por sí mismos, con pie o mano, aquellos que necesitan un asistente para lanzar y aquellos que pueden lanzar la bola usando una canaleta.
En ciclismo, según la modalidad, la bicicleta puede estar adaptada; al esgrima se compite en silla de ruedas, en esquí se compite en silla, con asistente en caso de deficiencia visual, con esquíes adaptados en función de la carencia de extremidades, prótesis, se emplean estabilizadores, andadores para la nieve, sillas, etc. En el caso del fútbol 4 y 7, se practica por jugadores con ceguera y con un balón adaptado, con sonido. El portero no tiene discapacidad.
Hay muchos más deportes: natación, piragüismo, goalball, remo, rugby o tenis en silla de ruedas, tenis de mesa, tiro con arco, tiro olímpico, voleyball sentado, biatlón, hockey sobre hielo, paratriatlón, vela,… común a todos ellos son los principios anterioremente apuntados. Es decir, facilitar la práctica, promocionar la superación de metas personales y la mejora de la autoestima y la cohesión del grupo.
El apoyo que se use da igual.
Cuando vemos que un atleta compite con unas zapatillas mejores, una bici más ligera, un traje de baño con menos fricción, o cualquier otro apoyo apenas nos fijamos en ella. Lo importante no es el material empleado, es la lucha del deportista por la autosuperación. Quizá en esta época de deporte de masas convenga echar un vistazo a todo lo que se está haciendo desde las distintas asociaciones, federaciones y movimientos internacionales para recuperar la idea original de lo que supone el deporte y el porqué del mismo.